¿Soy diabético?

Si te haces esta pregunta es seguramente por algún motivo con creto. Tal vez por los resultados de algún análisis general o qui zá porque tienes bastante sed, o tienes o has tenido familiares diabéticos y relacionas alguna molestia con la posibilidad de ha ber recibido la herencia genética. O puede ser que por otras mil causas.
Pues bien. La respuesta es la siguiente: es diabética toda per sona en la que resulte positivo un test diagnóstico de la diabetes.
Los criterios para establecer las normas de valoración de estos tests han sido objeto de cuidadosos estudios por parte de las en­tidades que en los últimos años han asumido la responsabilidad de unificar criterios y conseguir un consenso a nivel mundial.
Cabe destacar en este sentido el protagonismo de la Asocia ción Americana de Diabetes y el de la Organización Mundial de la Salud. Bajo su influencia se han creado unos comités de expertos que han definido dichos criterios, sometiéndolos además a revi siones y correcciones periódicas.

¿Cómo es la diabetes?

Una de las grandes dificultades para definir la diabetes es su gran heterogeneidad. La palabra «diabetes» pone en un mismo saco tanto situaciones clínicamente muy leves, con alteraciones meta-bólicas apenas detectables, como otras que agrupan diversas com plicaciones de la máxima gravedad. Y a entidades de etiología y patogenia totalmente diferentes, como pueden ser, por ejemplo, la diabetes tipo 1, la diabetes gestacional o la diabetes secunda ria a las enfermedades del páncreas.
Es decir, que al hablar de diabetes mellitus nos podemos es tar refiriendo en realidad a un gran número de enfermedades que, aunque tengan muchos puntos coincidentes, sobre todo los correspondientes a su curso, evolución y complicaciones, tam bién tienen muchas diferencias.
Por todo ello es fundamental al hablar de diabetes que a su nom­bre, «diabetes», se añada su «apellido» o el tipo de que se trata.
Igual que con la interpretación de los tests diagnósticos, se ha hecho un gran esfuerzo para unificar criterios y los comités de expertos han trabajado mucho para consensuar una nomencla tura en la clasificación de la diabetes que fuera aceptada por todo el mundo. Asimismo, periódicamente se realizan revisiones para adaptarla a los nuevos descubrimientos.
Actualmente, la clasificación de la diabetes distingue entre cuatro tipos, alguno con subdivisión en numerosas variantes:
• Tipo 1.
• Tipo 2.
Otros tipos específicos.
• Gestacional.
Expondremos las principales características de cada uno.

Tipo 1

Es la que se presenta con más frecuencia en la gente joven (aunque en realidad puede presentarse a cualquier edad). La inmensa mayoría de las diagnosticadas antes de los quince años son de este tipo.
Aparece como consecuencia de la destrucción irrever sible de las células productoras de insulina, las llamadas «células beta», situadas en el páncreas en unos cúmulos o colonias celulares denominados «islotes de Langerhans».
La causa de esta destrucción es un proceso llamado de autoinmunidad. Se trata de un error del organismo que hace que los mecanismos de inmunidad, que normalmen te sirven para defender el cuerpo de elementos extraños, provoquen la autodestrucción de algunas células del pro pio cuerpo, en este caso las células beta del páncreas.

¿Y por qué sucede esto?

En realidad no se sabe bien, aunque al descubrise nuevos as pectos, poco a poco se desvelan los mecanismos íntimos del proceso.
Estamos seguros de que el factor hereritario interviene clara mente en algunos casos, pero no son mayoría. También, a me nudo, ciertas infecciones víricas podrían actuar como desenca denantes. Pero quedan muchos puntos por aclarar.
En gran parte de los casos, en el momento del diagnóstico puede demostrarse la presencia de anticuerpos, hecho caracte rístico en todos los procesos de autoinmunidad. El hallazgo de estos anticuerpos tiene valor clínico para reafirmar el diagnósti co de diabetes tipo 1 en caso de duda. Hasta ahora las determi naciones de dichos anticuerpos (ICA o anticuerpos a las células de los islotes, IIA o anticuerpos a la insulina) tenían la dificultad práctica de que eran técnicas complicadas, no fácilmente asequi bles para la mayoría de laboratorios. Actualmente, la posibilidad de determinar anticuerpos anti-GAD (el GAD es un enzima lla mado decarboxilasa del ácido glutámico) con una técnica más fá cil y con mejor valor clínico, está resolviendo esta dificultad. Precisamente hace poco se ha demostrado que la primera anorma lidad bioquímica en el establecimiento de la diabetes tipo 1 es la alteración del enzima GAD Ha sido un descubrimiento impor tante que podría dar lugar a que se abra un nuevo y esperanzador camino en la prevención de esta enfermedad.

¿Es la diabetes mellitus la única enfermedad producida por autoinmtinidad?

Existen otras que tienen también su origen en procesos de au-toinmunidad. Las más conocidas son la enfermedad de Graves y la tiroiditis crónica de Hashimoto, que afectan a la glándula tiroi des; la enfermedad de Addison, que afecta a las glándulas supra rrenales; el vitíligo, que afecta a la piel; y la anemia perniciosa, que afecta a la sangre.
No es rara la coincidencia en la misma persona de diabetes tipo 1 y alguna de estas enfermedades.

¿Cuáles son las principales características clínicas de la diabetes tipo 1?

La más importante es su insulinodependencia: hay que tratarla con insulina desde un primer momento.
También es propio de la diabetes tipo 1 la facilidad con que aparece cetosis (acetona positiva en la orina) a partir del momen to en que la cantidad de insulina de la que puede disponer el or ganismo empieza a ser insuficiente.

¿Es fácil diagnosticar esta forma de diabetes?

Su diagnóstico suele hacerse sin dificultad a consecuencia de la aparición, generalmente bastante aguda, del llamado síndrome tí pico: polidipsia (sed), poliuria (necesidad de orinar con frecuen cia y en abundancia), astenia (debilidad muscular, sobre todo en las piernas), adelgazamiento (intenso e inexplicable) y a veces polifagia (aumento del apetito). En las mujeres no suele faltar el prurito vulvar.
A partir del momento en que el tratamiento con insulina ini cial ha hecho su efecto, desaparece la sintomatología y se reco bra el peso. Empieza una franca mejoría, evidenciada por la poca insulina requerida y por las mínimas incidencias dependientes del tratamiento que se presentan. Es el llamado «período de re misión» o de «luna de miel», que suele durar sólo unos pocos meses. Después, la diabetes empeora, aumenta sustancialmente el requerimiento de insulina y el cuadro clínico adopta ya su for ma característica y definitiva.