En la década de los cincuenta y a principios de los años sesenta se constató en unas observaciones clínicas que la concomitancia en un diabético de una enfermedad que anulaba la función de la hipófisis mejoraba la retinopatía diabética. Esto llevó a que se realizara en diversos casos la extirpación de la hipófisis como tra tamiento. Aunque los resultados no fueron malos, ha quedado totalmente abandonado a partir del momento en que apareció la posibilidad del tratamiento con fotocoagulación, con resultados incomparablemente mejores y sin las importantísimas secuelas del anterior método.
La fotocoagulación fue introducida en 1960. Su disponibili-
dad para el tratamiento de la retinopatía diabética ha de consi derarse uno de los más importantes adelantos terapéuticos en la diabetes desde el descubrimiento de la insulina. Desde aquella lecha inicial son innumerables los casos en los que, con toda se guridad, la persona ha conservado la vista gracias a su uso. Sería injusto no recordar aquí el gran mérito de un médico barcelonés que fue en la década de los sesenta el gran pionero en la intro ducción del tratamiento con fotocoagulación en nuestro país: el Dr. Antonio Olivella.
Inicialmente se utilizó la fotocoagulación con arco de xenón (luz blanca) para realizar la destrucción directa de los nuevos va sos proliferados en la superficie de la retina. La técnica tenía bas tantes limitaciones, debido sobre todo a la excesiva destrucción que podía causar en las zonas vecinas a las lesionadas.
La ulterior aparición de una nueva técnica, el láser de argón (luz verde), permitió disparos mucho más localizados con una área de destrucción mucho menor. Uno de los problemas que se planteaba en los comienzos era que con bastante frecuencia en las áreas tratadas reaparecían las lesiones.
Fue a finales de la década de los sesenta cuando se hizo la observación, que ha resultado después fundamental, de que las fo-tocoagulaciones un poco extensas tenían el efecto indirecto de mejorar las zonas de proliferación y de edema retiniano no trata das directamente. Esto significó el comienzo de la llamada pan-fotocoagulación: fotocoagulación de zonas muy extensas con la que se consigue una mejoría general en toda la retina.
Los adelantos técnicos y la experiencia acumulada han con seguido que los tratamientos aumenten el rendimiento terapéutico, sobre todo cuando pueden hacerse a su tiempo, sin excesi va demora.
Probablemente, la situación más comprometida es la del edema en zona macular. La experiencia del oftalmólogo es bási ca para la toma de decisiones terapéuticas en esta clase de lesión.
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