Es, con diferencia, el tipo más frecuente. Aproximadamen te el 80 % de todos los casos. Se considera, con mucha pro babilidad, que no sea un grupo homogéneo, y que en el futuro será posible descomponerlo en diversos nuevos tipos que demostrarán ser, en realidad, enfermedades diferentes.
En la diabetes tipo 2 las alteraciones de la glucemia tie nen una doble causa:
a. La existencia de un déficit de producción de insulina por una disminución orgánica e irreversible del núme ro de células beta de los islotes del páncreas. Defecto parecido al de la diabetes tipo 1, pero con dos impor tantes diferencias:
• Aquí no se trata de una destrucción masiva de célu las sino de una disminución moderada.
• No intervienen factores relacionados con la autoin-munidad.
Con el paso del tiempo, sobre todo en las formas no bien tratadas, la disminución de las células beta tiende a incrementarse, pudiéndose llegar a una situación en la que la capacidad máxima de producción de insulina por parte del páncreas quede ya por debajo del mínimo necesario. En este caso el tratamiento insulínico se hace imprescindible.
Esto sucede con frecuencia después de muchos años de evolución. El déficit de insulina, en general, no llega a ser casi nunca tan absoluto como en la diabetes tipo 1.
b. La segunda causa es la resistencia insulínica. Así se de nomina una situación en que la capacidad de actividad hormonal de la insulina queda devaluada: una deter minada dosis de insulina no consigue hacer descender la glucemia con la misma intensidad con que lo haría normalmente. La insulina pierde parte de su eficacia.
Aun en los casos en que con un oportuno tratamiento se consi ga mejorar mucho la resistencia insulínica, casi nunca es posible eliminarla del todo.
Por ello puede afirmarse que las anormalidades de la gluce mia de un diabético tipo 2 son siempre debidas a la suma de las consecuencias de la disminución de la capacidad secretora del páncreas y de la resistencia insulínica que éste presente.
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